¿Qué aporta el deporte a otras esferas de la vida?
El deporte es un gran maestro de habilidades para la vida, y una de ellas es la gestión del fracaso y la capacidad de sobreponerse ante la adversidad. Resiliencia, esfuerzo, persistencia, equilibrio, gestión del error, afán de superación, retroalimentación y aprendizaje, son algunas de las capacidades que un deportista, del nivel que sea, va desarrollando en su esencia como deportista. Son conceptos intrínsecos al deporte, resultado de la conjunción entre juego, preparación y competición. Esto hace que los deportistas (en general) puedan estar más preparados para gestionar el fracaso y perseverar en objetivos que no son deportivos, sino que trascienden a otras esferas de su vida (profesional, familiar, personal…). “Están hechos de otra pasta”, el deporte se fusiona con ellos para ser su estilo de entender e interpretar la vida.
¿Y esto por qué se produce?
En el deporte trabajas una y otra vez para exponerte a una circunstancia en la que tienes la posibilidad de fracasar, y aunque te entrenas para no hacerlo, la propia preparación contiene esa posibilidad desde la que se planifica cada entrenamiento a fin de evitar el fracaso en la competición.
Con la competición y con los objetivos, los deportistas se exponen a la posibilidad de su propio fracaso, cosa que en la vida fuera del deporte las personas hacemos, trabajamos y vivimos sin prepararnos para esa “lucha” con la vida, para exponernos de esa manera a la posibilidad de perder y fracasar. En la vida en general, este fracaso aparece cuando aparece, te lo encuentras, es diferido. En el deporte, sabes que tienes una cita con ello frecuentemente, y eso te curte, es una escuela para afrontar otras situaciones vitales.
De las claves de cómo afrontar ese fracaso en el deporte, porque también hay que gestionarlo, hablaremos en otro artículo.