Category: Coaching

8 claves para hacer balance deportivo

8 claves para hacer balance deportivo

El periodo navideño es un buen momento para hacer balance de cómo va hasta ahora la temporada (o cómo fue la anterior), y poder establecer los pasos a seguir en el año entrante.

“Hacer balance” no es ni más ni menos que hacerse una serie de cuestionamientos sobre la evolución de una situación, haciendo una comparativa entre lo que se esperaba de la situación a priori (expectativas) y lo que finalmente ocurrió (resultados). Y esto no  es “baladí” porque de él se pueden obtener unas conclusiones muy útiles y productivas para el futuro. 

Yo os sugiero varias claves a tener en cuenta: 

  • Hazlo siempre, tanto si has cumplido objetivos como si no.
  • Relaciónalo con un objetivo, es decir, que la comparativa sea respecto al logro o no de un objetivo que se quería alcanzar.
  • Temporalízalo: lo normal es hacer el análisis sobre la última temporada ya finalizada (si es que aún no has comenzado una nueva) o sobre lo que lleváis de ella, y no sobre toda una vida como deportista, o desde que eres… senior, por ejemplo.
  • Céntrate en hechos objetivos: en lo que sucedió, en resultados, marcas, número de carreras o partidos, cantidad de desplazamientos fuera de casa, cantidad de lesiones, asistencia de deportistas en los entrenamientos… y no en “la primera vuelta nos tocó contra los más fuertes de la liga” o “no estábamos preparadas para competir a ese nivel”. Osea, una cosa es encontrar la causa que provocó el resultado, y otra es excusarse y hacerse la víctima.
  • Analiza cómo te encuentras actualmente, es decir, a dónde te ha llevado ese pasado. ¿Cómo te encuentras ahora? ¿Hay lesiones? ¿Cuál es tu estado de ánimo? ¿Qué nivel de energía tienes ahora? ¿Cuál es tu motivación?
  • Pon intención de descubrir: analiza con intención de ver más allá de lo obvio, incluso buscando un patrón, algo que se repita una y otra vez.
  • Plasma gráficamente la evolución: no hace falta rigor, simplemente dibuja la línea evolutiva de la etapa que estés valorando.
  • Se positivo/a y aprende: es momento de juzgar, pero no de fustigarse. El juicio ayuda al análisis, pero la culpa se puede quedar fuera. Lo que importa, es saber aprovechar esa información y estar dispuesto/a a introducir los ajustes que necesites.

Llegados a este punto, mira hacia delante:

  • Si tu balance es positivo (has conseguido los objetivos), cuantifica tu satisfacción del 0-10 y, si es menor que 10, pregúntate qué sería lograr la siguiente puntuación.
  • Si tu balance es negativo (no has conseguido objetivos y no estás satisfecho/a), pregúntate “si lo volviera a vivir, ¿qué haría diferente?”.
El deporte más allá del deporte

El deporte más allá del deporte

¿Qué aporta el deporte a otras esferas de la vida? 

El deporte es un gran maestro de habilidades para la vida, y una de ellas es la gestión del fracaso y la capacidad de sobreponerse ante la adversidad. Resiliencia, esfuerzo, persistencia, equilibrio, gestión del error, afán de superación, retroalimentación y aprendizaje, son algunas de las capacidades que un deportista, del nivel que sea, va desarrollando en su esencia como deportista. Son conceptos intrínsecos al deporte, resultado de la conjunción entre juego, preparación y competición. Esto hace que los deportistas (en general) puedan estar más preparados para gestionar el fracaso y perseverar en objetivos que no son deportivos, sino que trascienden a otras esferas de su vida (profesional, familiar, personal…). “Están hechos de otra pasta”, el deporte se fusiona con ellos para ser su estilo de entender e interpretar la vida. 

¿Y esto por qué se produce?

En el deporte trabajas una y otra vez para exponerte a una circunstancia en la que tienes la posibilidad de fracasar, y aunque te entrenas para no hacerlo, la propia preparación contiene esa posibilidad desde la que se planifica cada entrenamiento a fin de evitar el fracaso en la competición. 

Con la competición y con los objetivos, los deportistas se exponen a la posibilidad de su propio fracaso, cosa que en la vida fuera del deporte las personas hacemos, trabajamos y vivimos sin prepararnos para esa “lucha” con la vida, para exponernos de esa manera a la posibilidad de perder y fracasar. En la vida en general, este fracaso aparece cuando aparece, te lo encuentras, es diferido. En el deporte, sabes que tienes una cita con ello frecuentemente, y eso te curte, es una escuela para afrontar otras situaciones vitales.

De las claves de cómo afrontar ese fracaso en el deporte, porque también hay que gestionarlo, hablaremos en otro artículo.

Mantener el equilibrio para competir

Mantener el equilibrio para competir

El pasado sábado 7 de noviembre de 2020, se celebró en Valencia la última de las pruebas de la Copa del Mundo de Triatlón. Cuando un/a deportista compite a este nivel, y más si se trata de una última prueba, su vida gira entorno a ese día, a ese momento. Y con su vida me refiero a que han tenido que viajar al extranjero para competir, han dedicado tiempo, esfuerzo y dinero en llegar ahí, han hecho una elección que seguramente han tenido que defender ante quienes no la entienden… En resumen, han puesto pleno foco en ello. 

Esta focalización se incrementa según se acerca el día de competición, y los días previos (entre los 3 y los 10 días previos) suelen ser cruciales. Estos/as triatletas viajaron días antes a Valencia, en parte porque es conveniente llegar con tiempo para aclimatarse, y en parte por la situación COVID, dado que es imperativo para poder estar en línea de salida haber dado negativo en las pruebas COVID que se estimen convenientes y, por tanto, necesitas realizarlas con cierta antelación. 

Instituto Salud y Deporte fuimos los encargados de realizar esos tests previos de aquella competición internacional y, por tanto, los que comunicábamos si iban a poder competir o no. Pero lo más duro fue comunicar a los/as dudosos/as que debían confinarse en el hotel hasta tener los resultados de la PCR, que llegarían con el tiempo justo. 

Esta es una circunstancia que pone a prueba la mentalidad del/la deportista, su capacidad mental para mantenerse “en competición” durante esa espera, sin poder entrenar, arriesgándose a perder la condición física óptima con la que había llegado. 

En estas ocasiones, la capacidad de mantenerse focalizado, de no perder el “para qué” está allí, de utilizar la visualización para sustituir entrenamientos y para mantenerse en situación de competición (tensión y activación), es crucial. En fin, todo un reto añadido que marca una verdadera diferencia, porque ahora más que nunca, no gana el/la más preparado/a físicamente, sino el/la más equilibrado/a

4 Claves para recuperar tu vida deportiva

4 Claves para recuperar tu vida deportiva

Hoy vamos a hablar de ti, que has sido deportista “toda la vida” y hace mucho mucho tiempo que estás “parado/a” y ahora te has dado cuenta de que a tu cuerpo le vendría muy bien practicar actividad física, con lo que has comenzado a hacer ejercicio. Es decir, atentos todos y todas aquellas que os hayáis alejado de vuestra condición física “óptima” y, por tanto, también alejados/as de vuestra satisfacción con vuestro cuerpo y con vuestro tono, y que ahora os entran urgencias por recuperar el tiempo perdido. 

Los deportistas, independientemente del nivel competitivo o de rendimiento, desarrollamos una mentalidad deportiva que, normalmente, relaciona diferentes dimensiones de nosotros/as mismos/as. Relaciona la capacidad con la expectativa, relaciona la satisfacción con el aprendizaje y con resultado, las creencias y la autoestima con la ejecución de las tareas… por tanto, te ayuda a leerte y a conocerte.

Bien, pues, cuando muchos deportistas hemos tenido esa mentalidad deportiva, estamos acostumbrados a sentir nuestro cuerpo y sentir “la capacidad”, sentir cómo nuestro cuerpo respondía ante determinadas tareas, ante determinados retos deportivos, y resulta que ahora nos encontramos en un cuerpo que no reconocemos (en sentido deportivo, claro). Tu mente se hace unas aspiraciones, rescata del recuerdo la motivación que tiene esa adrenalina de sudar, de esforzarse, de poner tu físico en un punto para lograr un objetivo, una tarea. Pero resulta que tu cuerpo no responde como antes. Y entonces parece que sea algo así como un romance no correspondido entre tu cuerpo y tu mente, donde uno de los dos elementos, si no consigues llevar el proceso con equilibrio y autoconciencia, se va a acabar mudando de casa. 

O bien empiezan a aparecer lesiones (desde una contractura o una rotura de fibras, hasta esguinces o roturas ligamentosas) o bien se esfuma la motivación, aparece la frustración, o la pereza, y tu cabeza ya no te acompaña en este cambio de hábito que tan decididamente habías emprendido.

Por eso, en este proceso de “reincorporación”, es muy importante que tu mente te acompañe de una manera adecuada:

1.- Aprende de nuevo a leer y escuchar tu cuerpo “de ahora” y marca tu “cuerpo de antes” sólo como un referente;

2.- Planifica y visualiza un adecuado proceso e hitos de control y seguimiento;

3.- Ve adaptándote, en su caso, a tu evolución y a la respuesta de tu cuerpo, sin prisa;

4.- Disfruta simplemente de haber vuelto a activarte.

En este tema, y más en los tiempos que vivimos, vale más la pena afianzar un hábito de actividad física, que conseguir rápidamente tono, potencia y/o capacidad corporal.

Usa la cabeza para poner tu cuerpo en forma.

Publicado en periódico LA VOZ DE TU COMARCA (5-11-2020) http://www.lavozdetucomarca.info

Guion de preguntas para recabar feedback

Guion de preguntas para recabar feedback

Cuando estamos inmersos en un proceso de revisión personal, sea para desarrollar alguna habilidad, lograr algún reto personal o dirigiendo algún cambio en nuestra vida, resulta muy interesante (para mi casi imprescindible), recabar información de las personas que nos rodean. Esto es lo que se llama feedback o retroalimentación y es un mecanismo para situarnos y objetivizar nuestras percepciones.

En muchas ocasiones sabemos qué es lo que opinan los demás de nosotrxs y qué es lo que nos pueden decir. Pero en muchas otras, en especial si apelas a su sinceridad y a lo útil que te va a resultar que sean honestxs contigo, van a facilitarte una información que seguramente no conocías y/o que puede contrastar tus propias percepciones. Es decir, que te va a sorprender y puede suponer un incentivo para abordar el asunto que te traigas entre manos.

Pues bien, para facilitarte la tarea de saber qué preguntar para obtener información relevante para ti, información de esa que te hará crecer, te dejo un guion con algunas preguntas que puedes utilizar. Ajústalas y selecciona las que te parezcan más interesantes para dárselas a las personas que consideres importantes para ti y de las que quieras recabar retroalimentación.

 

  • ¿Qué es lo que habitualmente hago cuando (situación concreta a analizar)?

 

  • ¿Cuáles son los gestos que me caracterizan?

 

  • ¿Cuál es la postura que me caracteriza?

 

  • ¿Cuál suele ser mi reacción cuando (situación concreta a analizar)?

 

  • ¿Cómo me percibes cuando (situación concreta a analizar)?

 

  • ¿Qué 3 frases son las que digo con más frecuencia?

 

  • ¿Cuál o cuáles son las emociones que te transmito cuando (situación concreta a analizar)?

 

  • En esta situación (especificarla)¿percibes en mi alguna incoherencia o contradicción? Si es que sí, dime en qué consiste.

 

  • ¿Qué cosas digo que se contradice con lo que hago? (o viceversa)

 

  • ¿Qué 3 valores transmito y en qué los aprecias en mí?

 

En este enlace te facilitamos la plantilla en formato pdf, por si quieres descargarte el guion y adaptarlo.

Y si necesitas ayuda o tienes alguna duda, ponte en contacto sin compromiso.

Cómo empezar un plan de acción cuando no sabes por dónde

Cómo empezar un plan de acción cuando no sabes por dónde

Sabes que los cambios no llegan solos, ¿verdad? Los cambios, los objetivos, las metas, las soluciones a los problemas… Todo esto no llega solo, por arte de birlibirloque. Llega cuando lo buscamos, cuando provocamos que las circunstancias sean las idóneas para conseguir esto.

Es cierto que en aquello de poner foco, pensar en ello, lanzar mensajes al universo… hay cierta verdad, porque funciona, pero (salvando lo que pueda haber de física de cuántica y de canales de energía) hay un motivo menos esotérico: nos ayuda a poner nuestra intención y esfuerzo (el de nuestro consciente y el de nuestro inconsciente) en una dirección y, al hacer eso, comenzamos a actuar y hacer cosas hacia ahí.

Y esta última parte es esencial para no quedarse simplemente en el análisis de la vida y de las situaciones: plantearnos hacer algo con aquello que hemos analizado, meditado, pensando, y con las conclusiones que seguro hemos obtenido. Esta es la mejor medicina para el bloqueo más frecuente que tenemos las personas (sanas) ante los retos y las metas que perseguimos: el de la “parálisis por análisis”.

No obstante, a menudo invertimos mucho tiempo y esfuerzo en entender lo que nos pasa, comprender las situaciones que vivimos, darle vueltas a definir bien bien lo que queremos cambiar de nuestras vidas, y de repente, una vez ya lo tenemos claro…

¡PAM, ¿Y AHORA POR DÓNDE EMPIEZO?!

 

De repente te sientes que no sabes por dónde te da el aire, y pasan los días y no sabes qué hacer, aunque quieres hacer algo. Pues, aunque parezca que no, el mejor recurso para salir de esa parálisis que puedes utilizar es definir lo que llamamos un

 

PLAN DE ACCIÓN

Llamo un plan de acción a una relación de cosas que vas a emprender en un acotado periodo de tiempo y que van destinadas a lograr algo que te hayas propuesto. Y para ayudarte a poner un pie detrás del otro y romper ese maleficio de no saber para dónde tirar, te dejo aquí un descargable con una plantilla muy sencilla para que elabores tu plan de acción semanal. Con ella y con estos 3 consejos que te doy, podrás “romper el hielo” y comenzar a “moverte”:

Algo diferente:

Piensa en qué cosa podrías hacer diferente a como la haces ahora y que, de ser así, contribuirá a lo que quieres. Déjate llevar, no te cohartes por el “cambiar eso es imposible” o “ahora no puedo hacerlo…”. La idea es que hagas un pequeño “brainstorming” y luego ya filtrarás o las definirás mejor para hacerlas asumieses al momento en que te encuentres.

Sólo 1 cosa:

Elige sólo 1 cosa para cambiar o hacer y que no sea muy grande. Más vale que tu plan de acción sea pequeño y que lo cumplas todo, que lleno de compromisos que se te vayan a quedar en el tintero.

Comprométete:

Mantén tu compromiso durante el tiempo que hayas estipulado para tu plan de acción (por ejemplo 1 semana). Pregúntate del 0 al 10 cuanto te comprometes a hacer lo que has dicho que vas a hacer. Si puntúas por debajo de 8, tu compromiso se tambaleará, así que dale una vuelta al punto 2 y al 1 para lograr en este una puntuación superior.

 

DESCARGA LA PLANTILLA » Plan de acción semanal

 

Y hasta aquí el post de hoy. Cualquier comentario o aportación que quieras hacer, será bienvenido. 😉

 

Cómo lograr hacer concretos tus objetivos

Cómo lograr hacer concretos tus objetivos

En mi experiencia, tanto como acompañante de personas como en mis propios procesos de cambio, he apreciado la dificultad que tenemos las personas la mayoría de las veces de conseguir que nuestros objetivos sean concretos, específicos, aterrizados. ¡Vamos, todo aquello que la teoría del coaching, el management, el liderazgo, la psicología y demás, te dicen que tiene que ser!

Normalmente las personas tenemos en la cabeza una idea de lo que queremos y para nosotrxs, en apariencia, está muy clara, es muy obvia. Pero no es del todo cierto, porque se nos quedan muchos flecos sueltos que son esenciales tanto para poder elaborar un buen camino (plan de acción) hacia ellos, como para fijar con claridad y dejar estipulado de antemano los indicadores de nuestra evolución y éxito.

Para conseguir hacer el objetivo realmente específico, la clave más importantes es…

¡¡VISUALIZARLO!!

No se trata de sentarse a meditar sobre él con los ojos cerrados. Esto es un recurso, pero no es necesario. Lo que hace falta es:

PREGUNTARNOS cosas sobre él

para que nuestras respuestas lo vayan perfilando y definiendo. Y puedes darles respuesta con lo ojos cerrados o abiertos, pero recuerda siempre al final tomar nota de los detalles y las respuestas.

Esas preguntas deben ayudarnos a:

  • ser capaces de prever y anticipar ese momento en que alcanzamos aquello que queremos
  • saber cómo será
  • cómo nos sentiremos
  • cuáles serán los cambios que experimentaremos
  • hacer los ajustes necesarios para trabajar hacia lo que realmente queremos, y no cualquier otra cosa

Y para un sin fin de cosas más.

Para facilitarte esta tarea de definición, aquí puedes descargarte este cuestionario en el que encontrarás una serie de preguntas que te transportarán al momento en que tu objetivo ya está en tu vida y lo hayas logrado. Puede pasarte que creas que no tienes respuesta a alguna de las preguntas, o que te parezcan tonterías, obviedades, redundancias… O incluso que te de pereza responderlas. Solventar esto depende de ti. Yo sólo te voy a dar 3 consejos para superarlo:

Una Más » Usa el recurso: “una más, voy a contestar sólo una más” (y luego, cuando acabes con esa, te lo vuelves a decir).

Permítete soñar » No tengas prisa por contestar. Piensa la pregunta y deja que ella despierte tu imaginación. Si no te sale una respuesta racional, pues que sea emocional. Deja que tu hemisferio derecho participe también.

Busca las diferencias » si alguna pregunta te parece redundante tienes dos opciones. Una, por supuesto, contestar lo mismo que en la otra pregunta. Y dos: hacer el esfuerzo de contestar algo diferente, de ver si hay algo diferente en la intención o significado de la pregunta. Recuerda: ¡cuanta más información te des, mejor!

 

Y hasta aquí el post de hoy. Estoy a tu disposición para ayudarte en el momento en que lo necesites, así que contacta.

 

DESCARGA AHORA EL CUESTIONARIO » Mi objetivo al detalle

 

¿Para qué sirve el coaching?

¿Para qué sirve el coaching?

Hoy os dejamos un listado de beneficios que se obtienen cuando se hace un proceso de coaching. Son beneficios o logros, es decir, cosas pueden conseguir gracias al coaching.

Aquí lo tenéis:

  • conocerte y saber qué es lo que haces y qué es lo que podrías llegar a hacer
  • esclarecer tus motivaciones y objetivos
  • ayudarte a comprometerte con ellos y responsabilizarte de su logro
  • conocer y gestionar tus emociones
  • diseñar un camino a seguir, sentir que tu futuro depende de ti mism@
  • sentirte segur@, fuerte, y aumentar tu autoestima
  • elegir y tomar decisiones acordes a tus valores, sintiéndote coherente contigo mism@
  • desarrollar habilidades y competencias
  • mejorar el rendimiento laboral
  • gestionar los cambios
  • mejorar la comunicación y desarrollar la empatía
  • mejorar las relaciones sociales y familiares

Más adelante os contaremos más en profundidad cosas concretos que hemos tenido (guardando siempre la intimidad, por supuesto). Gracias a ellos podréis ver lo que os decimos con mayor claridad.

Así que os sugerimos que estéis atentos al blog.

¿Te parece útil? Dinos, dinos, que te escuchamos.

¿Cuándo me puede venir bien hacer un proceso?

¿Cuándo me puede venir bien hacer un proceso?

Sabemos que muchas personas no se plantean emprender un proceso de coaching (ni, de hecho, cualquier otro proceso de crecimiento, desarrollo o cambio), por no tener claro exactamente para qué les puede servir. En general, las personas “vamos tirando”, inmersas en nuestro día a día, y muchas veces vivimos jugando con nuestra “cajita de quejas”, que abrimos, sacamos y luego guardamos a buen recaudo para poder volverlas a sacar en otro momento. Y ello en lugar de coger una, preguntarte si realmente la quieres y cómo sería tu vida sin ella, y decidirte en solventarla y quitarla de la cajita.

¡Ah, pero… ¿y el miedo a “la cajita vacía”?! Pues desde aquí te decimos: de “cajita vacía nada”, lo que te proponemos es que cambies quejas por éxitos y la conviertas en “tu cajita de logros”.

¿Qué, cómo se te queda el cuerpo?

Bueno, pues para terminarte de ayudar (y de convencer, ;-)), aquí te dejamos algunos ejemplos de cuándo el coaching te puede venir bien.

  • reorientar tu carrera profesional
  • mejorar la comunicación en tu entorno (personal y/o profesional)
  • mejorar tu autoestima
  • prepararte oposiciones u otro tipo de pruebas
  • mejorar tu relación de pareja
  • mejorar tu relación familiar
  • desarrollar un proyecto empresarial
  • tomarte el tiempo de otra manera
  • aprender a gestionar la ansiedad o dejar de tenerla
  • mejorar la seguridad en ti mism@
  • superar algún miedo
  • desarrollar un equipo de trabajo o deportivo
  • afrontar un cambio o mejora en tu vida (personal y/o profesional) y no tienes muy claro cómo hacerlo o encuentras alguna limitación para ello

¡Y hay muchos más!

¿Cuándo empiezas?

A VER, ¿CÓMO SE HACE EL COACHING?

A VER, ¿CÓMO SE HACE EL COACHING?

La práctica del coaching es similar a lo que dicen que Miguel Ángel hacía con sus esculturas: dejaba salir lo que la piedra tenía dentro. El coaching se basa en que todo el conocimiento lo tenemos nosotros/as mismos/as, tan sólo nos falta hacernos conscientes para aprovecharlo.

Se trata de crear un momento y espacio de introspección, en que el cliente pueda salir de su rutina y ritmo de vida, para analizar su realidad, tratarse a sí mismo con honestidad y sinceridad, y trabajarse en un contexto que no le juzgue y en el que se encuentre cómodo para ser realmente él mismo. El coach alumbra partes que el cliente quizá no ve, ofreciéndole otra visión, otras perspectivas.

El coach escuchará todo lo que el cliente tenga que decirle, y trabajará desde la escala de valores del cliente, desde lo que él crea que es importante. En TienesCoach? consideramos que este punto es esencial para conseguir cambios sostenibles en el tiempo, certeros y sobre los que el cliente sienta que está convencido. Por eso, en nuestros procesos abordamos antes o después, de una manera más directa o más indirecta, la reflexión sobre los valores del cliente.

Y según nuestra experiencia, hay una gran diferencia entre promover el cambio habiéndolos trabajado y sin haberlos trabajado, porque cuando las personas nos hacemos conscientes de lo que nos es MÁS importante en ese momento, resaltamos nuestra parte única y nos empoderamos para liderar cambios en nuestra vida. ¡En fin, que se nos nota en la mirada!

Continuando con el “cómo se hace”, principalmente, las sesiones de coaching son conversaciones entre coach y cliente en las que el coach utiliza las preguntas como herramienta básica de descubrimiento del cliente. Además, cada coach dispone de todo un elenco de herramientas, ejercicios y actividades para tratar las diversas áreas que el cliente quiera desarrollar (emociones, creencias, hábitos, competencias, valores…). Nosotras utilizamos desde cuestionarios realizados por nosotras mismas, generalmente con preguntas y ejercicios que adaptamos y personalizamos para cada cliente, hasta herramientas más complejas como los diagnósticos de valores de Barrett (centro en el que estamos certificadas).

Bien, y todo esto se estructura sobre la siguiente premisa:

No se pueden esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.

En el proceso de coaching se explorará la realidad presente del cliente y se establecerá el objetivo que desee conseguir para, a partir de aquí, motivarlo a que introduzca novedades en su vida, novedades que el propio cliente descubra y elija, gestionando el cambio y desarrollándolo según el compromiso que tenga.

La acción es algo ineludible en cualquier proceso de coaching. Hacer es la mejor manera de aprender y evolucionar, porque quedarse quieto no implica ningún avance. Por eso es que cada sesión finaliza con un plan de acción o relación de acciones que el cliente se compromete a realizar hasta la siguiente sesión. Estas actividades están consensuadas con él y siempre estarán orientadas hacia el logro del objetivo fijado.

Además, el pasado no tiene especial relevancia en el coaching, porque de lo que se trata es de diseñar el futuro del cliente, a dónde quiere ir, qué es lo que desea conseguir y qué necesita, para lograrlo desde el aquí y el ahora. La exploración del pasado y de causas psicológicas más profundas, que puedan responder, por ejemplo, a algún tipo de patología, se derivan a otras disciplinas sanitarias, pudiéndose trabajar conjuntamente siempre que no se perjudique el bienestar del cliente.

¿Qué, te acompañamos a tu futuro?

Aquí nos tienes.

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