A VER, ¿CÓMO SE HACE EL COACHING?

La práctica del coaching es similar a lo que dicen que Miguel Ángel hacía con sus esculturas: dejaba salir lo que la piedra tenía dentro. El coaching se basa en que todo el conocimiento lo tenemos nosotros/as mismos/as, tan sólo nos falta hacernos conscientes para aprovecharlo.

Se trata de crear un momento y espacio de introspección, en que el cliente pueda salir de su rutina y ritmo de vida, para analizar su realidad, tratarse a sí mismo con honestidad y sinceridad, y trabajarse en un contexto que no le juzgue y en el que se encuentre cómodo para ser realmente él mismo. El coach alumbra partes que el cliente quizá no ve, ofreciéndole otra visión, otras perspectivas.

El coach escuchará todo lo que el cliente tenga que decirle, y trabajará desde la escala de valores del cliente, desde lo que él crea que es importante. En TienesCoach? consideramos que este punto es esencial para conseguir cambios sostenibles en el tiempo, certeros y sobre los que el cliente sienta que está convencido. Por eso, en nuestros procesos abordamos antes o después, de una manera más directa o más indirecta, la reflexión sobre los valores del cliente.

Y según nuestra experiencia, hay una gran diferencia entre promover el cambio habiéndolos trabajado y sin haberlos trabajado, porque cuando las personas nos hacemos conscientes de lo que nos es MÁS importante en ese momento, resaltamos nuestra parte única y nos empoderamos para liderar cambios en nuestra vida. ¡En fin, que se nos nota en la mirada!

Continuando con el “cómo se hace”, principalmente, las sesiones de coaching son conversaciones entre coach y cliente en las que el coach utiliza las preguntas como herramienta básica de descubrimiento del cliente. Además, cada coach dispone de todo un elenco de herramientas, ejercicios y actividades para tratar las diversas áreas que el cliente quiera desarrollar (emociones, creencias, hábitos, competencias, valores…). Nosotras utilizamos desde cuestionarios realizados por nosotras mismas, generalmente con preguntas y ejercicios que adaptamos y personalizamos para cada cliente, hasta herramientas más complejas como los diagnósticos de valores de Barrett (centro en el que estamos certificadas).

Bien, y todo esto se estructura sobre la siguiente premisa:

No se pueden esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.

En el proceso de coaching se explorará la realidad presente del cliente y se establecerá el objetivo que desee conseguir para, a partir de aquí, motivarlo a que introduzca novedades en su vida, novedades que el propio cliente descubra y elija, gestionando el cambio y desarrollándolo según el compromiso que tenga.

La acción es algo ineludible en cualquier proceso de coaching. Hacer es la mejor manera de aprender y evolucionar, porque quedarse quieto no implica ningún avance. Por eso es que cada sesión finaliza con un plan de acción o relación de acciones que el cliente se compromete a realizar hasta la siguiente sesión. Estas actividades están consensuadas con él y siempre estarán orientadas hacia el logro del objetivo fijado.

Además, el pasado no tiene especial relevancia en el coaching, porque de lo que se trata es de diseñar el futuro del cliente, a dónde quiere ir, qué es lo que desea conseguir y qué necesita, para lograrlo desde el aquí y el ahora. La exploración del pasado y de causas psicológicas más profundas, que puedan responder, por ejemplo, a algún tipo de patología, se derivan a otras disciplinas sanitarias, pudiéndose trabajar conjuntamente siempre que no se perjudique el bienestar del cliente.

¿Qué, te acompañamos a tu futuro?

Aquí nos tienes.

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