Sabes que los cambios no llegan solos, ¿verdad? Los cambios, los objetivos, las metas, las soluciones a los problemas… Todo esto no llega solo, por arte de birlibirloque. Llega cuando lo buscamos, cuando provocamos que las circunstancias sean las idóneas para conseguir esto.
Es cierto que en aquello de poner foco, pensar en ello, lanzar mensajes al universo… hay cierta verdad, porque funciona, pero (salvando lo que pueda haber de física de cuántica y de canales de energía) hay un motivo menos esotérico: nos ayuda a poner nuestra intención y esfuerzo (el de nuestro consciente y el de nuestro inconsciente) en una dirección y, al hacer eso, comenzamos a actuar y hacer cosas hacia ahí.
Y esta última parte es esencial para no quedarse simplemente en el análisis de la vida y de las situaciones: plantearnos hacer algo con aquello que hemos analizado, meditado, pensando, y con las conclusiones que seguro hemos obtenido. Esta es la mejor medicina para el bloqueo más frecuente que tenemos las personas (sanas) ante los retos y las metas que perseguimos: el de la “parálisis por análisis”.
No obstante, a menudo invertimos mucho tiempo y esfuerzo en entender lo que nos pasa, comprender las situaciones que vivimos, darle vueltas a definir bien bien lo que queremos cambiar de nuestras vidas, y de repente, una vez ya lo tenemos claro…
¡PAM, ¿Y AHORA POR DÓNDE EMPIEZO?!
De repente te sientes que no sabes por dónde te da el aire, y pasan los días y no sabes qué hacer, aunque quieres hacer algo. Pues, aunque parezca que no, el mejor recurso para salir de esa parálisis que puedes utilizar es definir lo que llamamos un
PLAN DE ACCIÓN
Llamo un plan de acción a una relación de cosas que vas a emprender en un acotado periodo de tiempo y que van destinadas a lograr algo que te hayas propuesto. Y para ayudarte a poner un pie detrás del otro y romper ese maleficio de no saber para dónde tirar, te dejo aquí un descargable con una plantilla muy sencilla para que elabores tu plan de acción semanal. Con ella y con estos 3 consejos que te doy, podrás “romper el hielo” y comenzar a “moverte”:
Algo diferente:
Piensa en qué cosa podrías hacer diferente a como la haces ahora y que, de ser así, contribuirá a lo que quieres. Déjate llevar, no te cohartes por el “cambiar eso es imposible” o “ahora no puedo hacerlo…”. La idea es que hagas un pequeño “brainstorming” y luego ya filtrarás o las definirás mejor para hacerlas asumieses al momento en que te encuentres.
Sólo 1 cosa:
Elige sólo 1 cosa para cambiar o hacer y que no sea muy grande. Más vale que tu plan de acción sea pequeño y que lo cumplas todo, que lleno de compromisos que se te vayan a quedar en el tintero.
Comprométete:
Mantén tu compromiso durante el tiempo que hayas estipulado para tu plan de acción (por ejemplo 1 semana). Pregúntate del 0 al 10 cuanto te comprometes a hacer lo que has dicho que vas a hacer. Si puntúas por debajo de 8, tu compromiso se tambaleará, así que dale una vuelta al punto 2 y al 1 para lograr en este una puntuación superior.
DESCARGA LA PLANTILLA » Plan de acción semanal
Y hasta aquí el post de hoy. Cualquier comentario o aportación que quieras hacer, será bienvenido. 😉