Sabemos que muchas personas no se plantean emprender un proceso de coaching (ni, de hecho, cualquier otro proceso de crecimiento, desarrollo o cambio), por no tener claro exactamente para qué les puede servir. En general, las personas “vamos tirando”, inmersas en nuestro día a día, y muchas veces vivimos jugando con nuestra “cajita de quejas”, que abrimos, sacamos y luego guardamos a buen recaudo para poder volverlas a sacar en otro momento. Y ello en lugar de coger una, preguntarte si realmente la quieres y cómo sería tu vida sin ella, y decidirte en solventarla y quitarla de la cajita.
¡Ah, pero… ¿y el miedo a “la cajita vacía”?! Pues desde aquí te decimos: de “cajita vacía nada”, lo que te proponemos es que cambies quejas por éxitos y la conviertas en “tu cajita de logros”.
¿Qué, cómo se te queda el cuerpo?
Bueno, pues para terminarte de ayudar (y de convencer, ;-)), aquí te dejamos algunos ejemplos de cuándo el coaching te puede venir bien.
- reorientar tu carrera profesional
- mejorar la comunicación en tu entorno (personal y/o profesional)
- mejorar tu autoestima
- prepararte oposiciones u otro tipo de pruebas
- mejorar tu relación de pareja
- mejorar tu relación familiar
- desarrollar un proyecto empresarial
- tomarte el tiempo de otra manera
- aprender a gestionar la ansiedad o dejar de tenerla
- mejorar la seguridad en ti mism@
- superar algún miedo
- desarrollar un equipo de trabajo o deportivo
- afrontar un cambio o mejora en tu vida (personal y/o profesional) y no tienes muy claro cómo hacerlo o encuentras alguna limitación para ello
¡Y hay muchos más!
¿Cuándo empiezas?